El diseño industrial y su estética

Este libro, escrito por Gillo Dorfles, catedrático italiano de mitad del siglo XX está dividido en 22 capítulos, no se trata de un libro en el que se tenga que seguir una lectura marcada, cada capítulo trata un tema distinto lo que permite leerlos en el orden que el lector desee, aun así, el autor se centra en la crítica hacia el “Styling”, estilo nombrado en casi todos los capítulos y tema principal en 5 de ellos.

A modo de inicio, el autor nos contrasta el término del diseño industrial haciéndonos cuestiones sobre la producción a gran y pequeña escala, como es el ejemplo de los submarinos, vehículos producidos en pocas tiradas pero realizados en serie. Esta y otras reflexiones sitúan al lector dentro del mundo del diseño industrial y sus características.

A medida que avanza la lectura el autor nos transmite directamente su opinión clara sobre todos los temas que trata, hace notar su desprecio hacia el diseño puramente estético y resalta su apoyo hacia una estética que simplemente acompaña a la funcionalidad del diseño. Es entonces cuando critica el ya mencionado “Styling”, un estilo que solo podría surgir en una sociedad capitalista promovida por el consumo ya que se enfocaba en la estetica del objeto para hacerlo lo mas atractivo posible, abandonando en muchos casos la funcionalidad y creado con el único fin de ser comprado. No obstante, nos aclara que se trató de algo necesario para actualizar el valor estético de los productos creados hasta entonces. Criticando el diseño efímero, Gillo Dorfles reflexiona sobre el diseño original creado con la intención de impulsar el consumo, nos habla de como el diseño se encarga de producir en la sociedad necesidades que antes no teníamos y que su vez se encargará de avanzar según la demanda de los usuarios.

Una vez se introducido al lector en el tema principal, el autor continúa explicando los distintos aspectos del diseñador industrial, una figura, como él mismo afirma, ajena a las complejidades mecánicas o tecnológicas del objeto. Habla del diseñador como una figura que se encarga de proyectar. Finalmente, el autor concluye el libro con los últimos capítulos dedicados a la educación en el ámbito del diseño y como esta tendrá siempre el mismo problema y es que al estudiarse por todo el mundo, cada zona tiene unos referentes y una historia enfocada desde distintos puntos de vista, puesto que dependiendo del país en los mismos años, los estilos a la hora de diseñar llegaban a ser muy distintos unos de otros, lo que genera que a nivel subjetivo y de manera casi inevitable el diseño se estudie siempre de una manera distinta.